10 de mayo de 2007

Seda

Creo que la primera imagen que tengo que Diego es en clase, con apenas 6 años. Él se sentaba en las primeras filas y portaba unas gafas siempre grandes y redondas que escondían unos pequeños ojos listos. Y en verdad era el más inteligente de clase. Bien educado, aunque un poco resabido, era sin duda el más culto y refinado de todos los niños. Cuando había que jugar, chutaba al balón como cualquiera, pero hablando de ciencia, de libros, de películas y debatiendo sobre cuestiones filosóficas siempre fue unos años por delante del resto.

Continuamos siendo amigos, casi siempre muy próximos aún cuando estudiamos carreras distintas.

Y aunque su amistad siempre ha merecido la pena, hoy he descubierto que Diego nació con una misión superior, como esas pequeñas larvas de gusano que, pensando haber nacido para retorcerse, sin saberlo dejan tras de sí una preciosa seda que es vestida por preciosos cuellos de diosas, que son todas las mujeres.

Diego nació y fue mi amigo para dejarme un libro. Simplemente por eso. Simplemente Seda.




Maravilloso. Melancólico. Casi perfecto, que es lo más que se puede decir de algo hecho por la mano del hombre.

Gracias Diego y aunque hayas cumplido tu misión, puedes seguir con nosotros muchos años... Aún te queda mucha seda.

4 comentarios:

alej dijo...

Tonterías y necedades. Si no lo he leido yo esque no es bueno :p
Me alegro de que empieces a comentar libros también :-)

d. (a.k.a. Mr. Perfumado) dijo...

madre mía... estoy completamente sonrojado! :D me alegro mucho de que te gustara el libro y también de q digas tantas cosas bonitas de mí (ah, la vanidad!)... un verdadero placer compartir tantas cosas contigo: clases, oficina, cortos, café, tenis, fiestas erasmus... y lo q nos queda, mon vieux!!

un abrazote,

d.

alej dijo...

Teresa se ha leido el libro y parece que le ha gustado. Gracias por la recomendación :-)

Cristina García Casado dijo...

De vez en cuando, en los días de viento, Hervé Joncour bajaba hasta el lago y pasaba horas mirándolo, puesto que, dibujado en el agua, le parecía ver el inexplicable espectáculo, leve, que había sido su vida.


(como la) Seda